martes, 21 de junio de 2022

Y POR FIN LLEGARON LOS CARNAVALES DEL 2022

 

Y por fin llegaron los carnavales del 2022, y en cuestión de música, humor y poesía, ya lo dice la comparsa: ¨después de Cádiz ni hablar¨

A esta comparsa nos llevó el viento de levante, ya que estábamos paseando por el malecón  en dirección a la plaza de las flores , cuando a nuestros oídos llegaron unas voces que nos hicieron dejar el malecón y dirigir nuestros sentidos hacia la plaza Fray Félix (donde hay unas escaleras que merecen una visita incluso sin comparsa). Pero a lo que iba: el primer cuplé que escuchamos estaba dedicado a los abuelos; los pelos como escarpias y la imagen de mi padre y de mis nietos casi hacen que se me humedecieran los ojos. Los pasodobles  y cuplés con que luego nos obsequiaron fueron muy buenos: uno a favor de las mujeres y otro criticando a la sociedad. A su lado y compartiendo escaleras había una chirigota (no recuerdo el nombre) pero entre las dos agrupaciones nos hicieron disfrutar de esta fiesta una vez más.

Si digo que en cuatro días comimos ensaladilla ocho veces, seguramente pienses que me he confundido, pues no, no me he confundido; ya podíamos comer en El Romerijo (Puerto de Santamaria), Las Rejas (Bolonia), las Flores (Cádiz) o en la mejor taberna de Córdoba, que uno de los platos era ensaladilla: como se entere El Selu le hace una chirigota y ésta podría ser así:

“Y vino de San Pascual a comer ensaladilla

menos mal que sus amigos la conocen

 y no dicennnnnn.—

 pero que mal esta la chiquilla, otra vez ensaladilla

se comen los pescaitos, la tortilla camarones

los chocos, el cazón y boquerones que no falten

 langostinos más gambitas y un buen vino tierra blanca

para tragar bien la comida.

Cádiz, cada día que te veo me vuelvo carnavalero

Pero con estos amigos me voy por el mundo entero

Comeremos ensaladilla y lo que pidan los triperos

Pero siempre te diré, carnaval como te quiero”

Este año los carnavales han sido distintos en cuanto a las formas, pero no en cuanto a sus esencias, pero para ser sinceros prefiero el carnaval en febrero.

Han sido distintos porque en la Tacita hace mucho calor y por más cerveza que trasiegues, éste no cesa.

Para esta ocasión repetimos Hotel en el Puerto de Santamaria,  Monasterio de San Miguel, buen trato, buen desayuno y buenas habitaciones; eso si como buen Tour Operador me dieron la mejor habitación.

Este hotel lo teníamos reservado desde el mes de Marzo y Tomás, como buen bancario que era , miró por  aquello de ver cuánto nos habíamos ahorrado al hacer la reserva con tanto tiempo y ¡sorpresa! el hotel era cerca de 60 euros más barato por noche, sí, has leído bien ¡por noche!; con su buen hacer habló con la empleada del hotel y ésta con el director y nos aplicaron los precios actuales : al bueno de Tomás y a la buena de Esther les hicieron anulación y cobro y a mí que aún no había pagado me aplicaron la tarifa actual, el hotel estaba hasta las trancas y es que es recomendable por todo. Estos buenos dineros fueron más que suficientes para comernos un arroz con bogavante por supuesto antes comimos ensaladilla y otros manjares del lugar ,en el restaurante, Las Rejas, al que previamente Ignacio ya se había encargado de reservar mesa

El personal shopper de este año fue Esther; nos vistió como egipcios de siglos atrás, ellas de Nefertiti y nosotros de Tutankamón, un poco gordos para ser egipcios y ellas más guapas que Cleopatra. Mi diosa Hathor estaba guapísima.

Ya de vuelta hacia nuestro Alcalá unos y hacia Madrid otros, teníamos hotel en Córdoba para pasar una noche y donde estarían esperándonos Rosa y su Juan Carlos, que se desplazaron de propio desde Villaviciosa de Odón para pasar el día con nosotros. Los echamos de menos en Cádiz, igual que a María (ésta anuló el viaje el mismo día que teníamos que salir por dolor de anginas). Como decía Rosa y Juan Carlos chulapos de postín, y campeones de baile, serían las 6 de la tarde, 43º a la sombra; dimos con un local muy bien montado cerca de la plaza del Cristo de los Faroles y con un cubata en la mano le pedimos a la camarera-propietaria si podíamos poner un Pasodoble ayudándonos de Spotify (el Gato Montes fue el elegido), que garbo, que soltura, que manejo de una coreografía (o pasos de baile) bien trabajada. Bravo, bravo y bravo. Que belleza plástica nos regalaron.

Lo bueno, es que ya quedan menos días para los carnavales  de febrero del 23. Y si has llegado hasta esta línea te deseo salud y anarquía y si no también.