Sin duda estos días han sido de los más tristes que me han
pasado en esta vida; pero no quiero hablar de tristezas sino todo lo contrario.
 Yo he tenido la gran suerte de  pertenecer a la familia que pertenezco y uno
de los componentes de esta familia ha sido mi tío Ezequiel y digo con orgullo
que todos y cada uno de los componentes de la misma sabemos y sabíamos que en él
teníamos apoyo, fuera cual fuera la situación en la que pudiéramos
encontrarnos.
Yo he tenido la gran suerte de  pertenecer a la familia que pertenezco y uno
de los componentes de esta familia ha sido mi tío Ezequiel y digo con orgullo
que todos y cada uno de los componentes de la misma sabemos y sabíamos que en él
teníamos apoyo, fuera cual fuera la situación en la que pudiéramos
encontrarnos. 
 Le recuerdo cantar
volviendo de la era de Carracodos “Uno de Enero, dos de Febrero, tres de Marzo,
cuatro de Abril, cinco de Mayo, seis de Junio, siete de Julio : San Fermín”. Y
alguna que otra jota. 
 Recuerdo ir con él a
acarrea
r trigo o cebada, incluso el día de Santiago o el día de Santa Ana; en
aquellos años las fiestas del verano no eran tan concurridas como ahora y caía
cada canción que temblaban las samugas del albardón. Sin duda alguna era Pochorro, Pochorro; unos decían que tenía
la nariz grande y era verdad, los Pochorros tenemos en la nariz una de nuestras
señas de identidad; tenemos otras muchas y sin duda él recogía todas:
trabajador, honrado, decente, amigo de sus amigos, familiar, etc.
Sin duda alguna era Pochorro, Pochorro; unos decían que tenía
la nariz grande y era verdad, los Pochorros tenemos en la nariz una de nuestras
señas de identidad; tenemos otras muchas y sin duda él recogía todas:
trabajador, honrado, decente, amigo de sus amigos, familiar, etc.
Yo siempre decía que mi tío era bruto como buen maño que era,
pero bueno y noble como nadie.
En el trabajo era fuerte y bravo pero en las fiestas pocos
le ganaban a comer y beber, lo que son otras de las cualidades que tienen ser
Pochorros. 
Era muy difícil que no habláramos dos, tres o cuatro veces
por semana. Lo primero que preguntaba era por los nietos y por la familia,  luego por el trabajo  o por el futuro; esa es otra cualidad que
tenía como buen Pochorro , somos preguntones, no porque seamos alcahuetes sino
porque creemos que es la manera más sincera de entender y conocer al de
enfrente.
Este mes ha sido malo para esta cuadrilla, y no quiero dejar
de nombrar a mi tía Esperanza, quizás la más tranquila de todos , pero que
como  buena pochorra era cariñosa y muy
familiar. Murió a los 97 años hace justo un mes; los católicos seguro que
piensan que estarán juntos, al lado de su hermano Julián, mi padre; yo digo :”ójala
mis hijos y mis nietos tengan la misma opinión de mí hoy y el día que yo muera,
como la que ellos han dejado en mí, antes y ahora que ya no los tengo”.
Me gustaría transmitir en estas líneas todas las sensaciones
que me invaden estos días, al recordar a mi padre, a mi tío Ezequiel y a mi tía
Esperanza. 
De corazón te deseo, ahora que termino este punto y seguido,
salud y anarquía.
 
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