Desilusión, mosqueo, cabreo o hasta los cojones
Estas pueden ser algunas de las calificaciones que le podría
poner a mi estado de ánimo con este gobierno, del que parece ser formamos parte
y para el que bien vale el refrán “el que parte y reparte se queda la mejor
parte”.
En nuestro mensaje decimos: “Yolanda Díaz, dentro de dos
años, presidenta”; no quiero ser aguafiestas ni pesimista, pero yo creo que no
conseguiremos ni un puesto de conserje como no apruebe algún simpatizante la
oposición, cuando menos conseguiremos un diputado.
Soy consciente que la subida del salario mínimo actual ha
sido gracias a las presiones que hemos hecho (y es muy importante), pero eso es
insuficiente para poder presentarnos a las próximas elecciones con un mínimo de
garantías de éxito.
Soy consciente de que la pequeñísima reforma laboral que
hemos conseguido es muy importante, pero es igualmente insuficiente.
Es muy importante nuestra posición con las minorías, pero
eso es igualmente insuficiente.
Los españoles nos caracterizamos por tener poca memoria
política o social si no nos incumbe el motivo en cuestión; así, no nos
acordaremos si la subida del salario mínimo no nos afectó, no nos acordaremos
si esa pequeñísima reforma laboral no nos afectó y no nos acordaremos si no
pertenecemos a esas minorías.
En este país hay 9.000.000 de pensionista que tienen una
pensión media de 1000 euros y unos cuantos millones más que cobran poco más de
1100 euros pagas incluidas. Desde hace dos meses las subidas salariales (los
que las hayan tenido) o las subidas de las pensiones, se han visto absorbidas
por las compañías eléctricas y ¿qué hace este gobierno? Bajar el IVA y dejar
que la cuenta de resultado de sus compañías aumente en un 30% (ya se encargaran
ellos, con el apoyo del gobierno y los ingenieros fiscales, de tapar estos
beneficios para que el impuesto de sociedades sea el mismo o aumente como mucho
un 1%). De esto sí que se van a acordar estos ciudadanos. Luego explícales que
no todos somos iguales.
Esto y la no derogación de la reforma laboral desde más allá
del 2012, no subir el SMI en 50 míseros euros anuales, no hacer vivienda
pública, dejar la sanidad en mínimos y una justicia que no es gratuita de
verdad ni justa hace que esté desilusionado, esté mosqueado y muy cabreado.
 
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