domingo, 5 de septiembre de 2021

A PESAR DE TODO...

 

Desilusión, mosqueo, cabreo o hasta los cojones

Estas pueden ser algunas de las calificaciones que le podría poner a mi estado de ánimo con este gobierno, del que parece ser formamos parte y para el que bien vale el refrán “el que parte y reparte se queda la mejor parte”.

En nuestro mensaje decimos: “Yolanda Díaz, dentro de dos años, presidenta”; no quiero ser aguafiestas ni pesimista, pero yo creo que no conseguiremos ni un puesto de conserje como no apruebe algún simpatizante la oposición, cuando menos conseguiremos un diputado.

Soy consciente que la subida del salario mínimo actual ha sido gracias a las presiones que hemos hecho (y es muy importante), pero eso es insuficiente para poder presentarnos a las próximas elecciones con un mínimo de garantías de éxito.

Soy consciente de que la pequeñísima reforma laboral que hemos conseguido es muy importante, pero es igualmente insuficiente.

Es muy importante nuestra posición con las minorías, pero eso es igualmente insuficiente.

Los españoles nos caracterizamos por tener poca memoria política o social si no nos incumbe el motivo en cuestión; así, no nos acordaremos si la subida del salario mínimo no nos afectó, no nos acordaremos si esa pequeñísima reforma laboral no nos afectó y no nos acordaremos si no pertenecemos a esas minorías.

En este país hay 9.000.000 de pensionista que tienen una pensión media de 1000 euros y unos cuantos millones más que cobran poco más de 1100 euros pagas incluidas. Desde hace dos meses las subidas salariales (los que las hayan tenido) o las subidas de las pensiones, se han visto absorbidas por las compañías eléctricas y ¿qué hace este gobierno? Bajar el IVA y dejar que la cuenta de resultado de sus compañías aumente en un 30% (ya se encargaran ellos, con el apoyo del gobierno y los ingenieros fiscales, de tapar estos beneficios para que el impuesto de sociedades sea el mismo o aumente como mucho un 1%). De esto sí que se van a acordar estos ciudadanos. Luego explícales que no todos somos iguales.

Esto y la no derogación de la reforma laboral desde más allá del 2012, no subir el SMI en 50 míseros euros anuales, no hacer vivienda pública, dejar la sanidad en mínimos y una justicia que no es gratuita de verdad ni justa hace que esté desilusionado, esté mosqueado y muy cabreado.


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