miércoles, 28 de febrero de 2024

QUE BONITA ESTA MI CAI


 

Qué bonita esta mi Cai, que bonita mi ciudad, que rebosa de alegría,ay, cuando llega carnaval… Cuántas veces lo hemos escuchado mientras disfrutamos de Coros, comparsas, chirigotas, cuartetos o romanceros en esta ciudad. Como ya viene siendo una costumbre, después de disfrutar de muchas agrupaciones desde nuestro sufrido sofá, gracias a la televisión, Jubilados sin fronteras alquilamos una furgoneta, reservamos hotel y marchamos para Cádiz.

Este viaje lo empezamos a preparar sobre el mes de noviembre; contactamos con el Hotel Crisol Monasterio de San Miguel y reservamos 5 habitaciones (para que no nos dijeran luego que el hotel estaba lleno) a 480 euros la habitación por tres días con desayuno. En el mes de enero revisando los precios  observamos que el precio había bajado de una manera considerable: 287 euros habitación con desayuno (las previsiones del hotel no se cumplieron) asi que anulamos la primera reserva a mi nombre y las reservamos a nombre de Don Tomás. Un año más nuestros queridos amigos Rosa y Juan Carlos nos dijeron que no vendrían, pues estaban siendo abuelos (desde aquí quiero felicitarles y desearles lo mejor de este mundo). Igualmente reservamos la furgoneta y el hotel en Mérida para no hacer el camino de un tirón.

   
Para estos carnavales nos preparamos unas camisetas, pues toda cuadrilla tiene que ir identificada y de paso siempre es un bonito recuerdo de estos carnavales.

Si los que tienen que tomar nota no lo hacen y pasan de lo ocurrido, los Carnavales, pueden morir de éxito. El primer viernes fue lo que esperábamos; llegamos a Cádiz y aparcamos donde siempre, en el aparcamiento de RENFE y nos unimos a las gentes de la ciudad, donde disfrutamos de bonitas coplas. Esto ocurrió después de tomar posesión de las habitaciones y comer como se merecen nuestros cuerpecitos en el Romerijo del Puerto de Santa María, con langostas incluidas a las que invitó Ignacio.

El sábado decidimos pasar la mañana en San Lucar de Barrameda visitando su castillo, que merece la pena; a la hora de comer fuimos al bar del Partido Comunistas recomendable 100%. El problema vino luego: primero no pudimos aparcar en el centro , todos los aparcamientos llenos, y tuvimos que ir a aparcar a las afueras, pero lo peor estaba por llegar; tanto la plaza del Ayuntamiento como la Plaza de la Catedral era un botellón, para ir a la Plaza de las Flores  y al Mercado fuimos por calles secundarias llenas de orines, suciedad y malos olores, no pudimos ver ni una sola chirigota y a eso de las 10 de la noche pudimos tomar un taxi por la Caleta y acercarnos para coger la furgoneta y volver a la
Caleta a recoger al resto. Además tuvimos que cenar en un Macdonald, un desastre de tarde-noche.

El domingo a las 11 y media intentamos aparcar y más de lo mismo, pero ya se podía caminar. El carrusel del mercado tendría que empezar a la 1 y empezó a las 3 de la tarde, pero ya pudimos disfrutar de coplas; una vez recuperadas fuerzas en el Boquerón Barbudo, empezamos a disfrutar de los Carnavales, tanto del carrusel como de las distintas chirigotas y comparsas que había por todas las calles.

Según la prensa podríamos estar ese fin de semana unas 400.000 personas, los autobuses estaban por decenas aparcados como podían, Para el año 2025 volveremos si el tiempo y las autoridades lo permiten y si no también.

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