Corría el
mes de julio del año 1974 (más concretamente el día 3) cuando acompañado por mi
madre y mi tía Pura, tomamos en Calatayud el tren camino de Madrid. Al llegar a
la estación de Chamartín nos abordo un señor ofreciéndonos los servicios del
Hostal Alipa; a nosotros se nos unieron Francisco Gimeno y José Luis Lozano (éstos
no tenían la suerte que tenía yo).
Al día
siguiente nos teníamos que presentar en el departamento de personal de Banco
Central, situado en la Calle Barquillo, a escasos 150 metros del Hostal (hostal
que convertimos en nuestra vivienda para un montón de meses). El hostal estaba
a escasos metros de la Calle Infantas, Gran Vía de José Antonio, Plaza Vázquez
de Mella (hoy plaza Pedro Zerolo), Plaza del Rey y por el norte Chueca.   
De aquel hostal,
situado en la Calle San Marcos  28
esquina a Barbieri, guardo muy buenos recuerdos. 4500 pesetas costaba al mes o
lo que es lo mismo, 27,05 euros. Incluía desayuno, comida y cena, derecho a una
ducha con agua caliente y una muda de lavadora , todo un lujo. De allí a una de
las mejores discotecas  de Madrid había
menos de 100 metros: Long Play, una de las 
discotecas más exclusivas  de
aquellos tiempos; los jueves y domingos se llenaba de muchachas con ganas de
pasarlo bien y de  Hermano Lobo. Era
quizás una de las discotecas con mejor música americana de Madrid y entonces
era la discoteca de los militares americanos negros, los yankis blancos iban a Stone
´s  C/ Villalar .
De aquellos
lejanos o cercanos 50 años guardo como decía antes muy buenos recuerdos y por
supuesto muy buenos amigos. Recuerdos como el bar Los Cañones en la plaza Vázquez
de Mella o el conocido por El Guarro (ambos eran míticos a la hora de almorzar).
Para tardear teníamos otros en la misma zona más concretamente en la Calle Libertad
estaba la Vaquería, sitio de canutos y buena música y en la misma Calle Marcos
había otro que no recuerdo su nombre. Más tarde ampliamos el territorio de caza
y éramos conocidos en New Royal, en la Gran Vía o en los bajos del palacio de
la prensa, así como en Cerebro. Meses más tarde nos seguimos extendiendo por
los bajos de Aurrera, música, cubatas y muy buenos amigos.
Como decía
de aquellos años recuerdo a Jose Antonio Zuara, Jose María “Yusapo”, Francisco
Gimeno “El Panadero” Jose Luis Remacha, Ramon Melus “Ramoncin”, Juan Jose
Franco, Jesús de Miguel, Moises Pinilla, Prudencio “El Pruden “entre otros
muchos que llegamos desde la Academia Izquierdo a trabajar en distintos bancos.
El tiempo
pasaba y además de disfrutar de la juventud y de nuestra situación nos fuimos
formando como personas y algunos empezamos a creer en ideas ácratas porque
llevábamos un mundo nuevo en nuestros corazones (y aun lo sigo creyendo). Eso
me llevó a que en el año 1977, una vez de vuelta al banco después de pasar por
la mili, me afiliara a la CNT-AIT, y si, en la época de recién llegado a Madrid
recuerdo anécdotas y amigos en esta nueva etapa sigo recordando historias y
teniendo buenos amigos.
Entre estas
vivencias con amigos de Orera y Calatayud y los Madriles aparecieron en mi vida
personas como Don Pedro de la Torre del Olmo, “El Perico” pequeño en estatura,
pero con un corazón y unos cojones que no le cabían en el cuerpo y José María
Palacios “El Chema” de Zaragoza, hombre cabal y sensato, amigo de sus amigos.
Pocos podrán
decir que el nombre que aparece en mi contrato con el banco a parte del mío sea
el de una persona que, aunque nunca trabajamos juntos, seamos amigos desde hace
47 años y éste es Raul Pérez Amieiro.
El primer
destino fue el Departamento Extranjero situado en la Vda. Jose Antonio 34 (Gran
Vía) planta 4 Remesa de Exportación y allí conocí entre otras a María de los Ángeles
Vega “la María”, que siempre estaba y está donde me ha hecho falta. Militante y
ácrata convencida. 
El
departamento extranjero cambió de lugar y yo también, y ese fue el primer gran  cambio que hubo en mi vida y desde ese momento
empezó lo mejor. Fue el día 2 de Abril del1978 cuando Luci me dijo que se venía
conmigo a Madrid; con ella me llegaron los mejores momentos  y los que me vendrían más cuando nacieron mis
hijos: primero Amanda, más tarde José Luis .Recuerdo el primer piso en la Calle
Colmenar, un lugar oscuro que brillaba porque estaba mi Lucita. El segundo piso
fue en  la Calle Agustín Rojas , en el
mismo edificio que vivían Ricardo y Ascensión; a la prima Ascensión la conocí
en una huelga encerrados en una iglesia en la Calle Alcalde Sainz de Baranda,
no quiero pasar pagina sin recordar a Paco y a Cecilia.
Como decía
Extranjero cambió de edificio, pero los amigos allí seguían y otros se fueron
añadiendo como Tomas y Mari Toñi de San Pascual como decía alguien, impresionantes.
Ignacio confió en nosotros y por un plato de judías le pintamos el piso: cuando
digo pintamos, no exagero, pintamos todo el piso muebles incluido, pero allí
estaba Esther para arreglar lo estropeado; eso sí, el vecino de arriba nos regaló
un cordero, al cual le dimos cuenta junto con Manolo el de Santa Cruz, su dueña
Mari Paz no vino, pero seguro que nos acordamos de ella, ¿o no?
De la
CNT-AIT pasamos a la CGT y allí estaba el buen amigo Juan Carlos Sánchez Mariscal”
El Cabezón” y como no a su queridísima y ahora mi apreciada Rosa.
No quiero
cerrar ésta sin recordar a Melania, María Ángeles “la del Chema” y los hijos de
todos ellos incluida a la Tía María madre de Mari Toñi.  Para mi sabéis que lo más importante en esta
vida es la familia y la amistad, el resto se puede ganar o perder trabajando o
jugando a la lotería.
Yo no juego, pero la Lucita si. Del trabajo hablaré otro día, empezando por la sastrería que monté con más ilusiones que ideas.
Pero como
siempre, salud y anarquía.
 
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